Recuerdo aquellos mediados de los ochenta cuando tuvimos en
nuestras manos aquellas primeras cañas de grafito, que terminarían sustituyendo
al "vidrio", que por cierto está volviendo.
Esta es una de cañas, relativamente corta, con respecto a lo
que está en boga hoy en día, con esa acción parabólica tan característica, a la
que cuesta adaptarse inicialmente, sobre todo después de haber estado pescando con
cañas más potentes y rápidas, hay que ir marcando lentamente el ritmo de
lanzado, muy cadencioso.
De los acabados sobrios, pero bien ejecutados, destaca el
original remate en la parte superior de la empuñadura, el porta carretes de
anillas, y el curioso sistema de unión entre tramos.
Otra experiencia de estas cañas es la lucha con el pez, esta
es mucho más directa, más justa, parece que lo estás reteniendo con tu propia
mano, no con la caña, es una experiencia sin igual "llevar a tierra"
una gran trucha con este equipo.
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