Hay días, por desgracia pocos, en los que se unen un cúmulo
de circunstancias que en su conjunto hacen una jornada irrepetible. Este fue el
día de ayer.
Aprovechando una jornada más “liviana” en lo que a trabajo
se refiere, decidía emplear el centro del día para acércame a un tramo de río, que pese a su distancia, me ha
ofrecido jornadas inolvidables.
Después de casi hora y media de coche, y un decente tramo
andando llegue al río, como la actividad era nula, adelanté la hora de la comida,
que como bien suponía, despues de las lluvias y bajada térmica, podría ser el
momento.
Hasta las cinco de la tarde se fueron sucediendo esporádicas
capturas y de pequeño tamaño, pero la cosa empezó a cambiar: una gran “caída”
de hormiga alada color miel se avecinaba, la actividad fue en aumento, hasta
una apoteosis final a eso de las siete y media, si alguien ha tenido la
oportunidad de ver a TODAS las truchas de un río comiendo en superficie sabe a
qué me refiero.
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